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¡Emprender ha valido la pena! El principal resultado soy yo misma: irremediablemente emprendedora.

Actualizado: 10 ene

"Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. La jaulas son el lugar donde viven las certezas" Dostoyevski

¡Amor y pasión! Son aspectos que, aunque vitales para el éxito empresarial y en general para todo lo que hacemos en la vida, a menudo no se abordan de manera directa en el acompañamiento a emprendedores. En esta ocasión me voy a sumergir en mi propia experiencia como emprendedora y como poeta aficcionada.


Como parte de la celebración de mi cumpleaños número 50, quiero compartir algo distinto. Habitualmente, mis entradas están dedicadas a respaldar mi rol como mentora de emprendedores, una labor que he desempeñado durante los últimos 15 años colaborando con diversas entidades dentro del ecosistema emprendedor de Medellín, Colombia. En estos artículos, suelo abordar aspectos relacionados con la dimensión humana del proceso de creación de empresas.


El emprendimiento para mi es una odisea, un entusiasmo constante, un sueño que nos cautiva, para muchos una suerte de delirio persistente; incluso hay quienes lo comparan con una adicción y se declaran como emprendedores en serie.


"Si algo arde en tu alma con propósito y deseo, es tu obligación ser reducido a cenizas. Cualquier otra forma de existencia será otro aburrido libro en la biblioteca de la vida" Charles Bukowski

Los que nos aventuramos en este camino hemos enfrentado desastres, hemos visto quebrar uno o varios de nuestros proyectos, hemos transitado senderos que no resultaron ser tan exitosos durante temporadas desafortunadas; sin embargo, permanecemos en el camino del emprendimiento y/o la independencia a pesar de la rudeza de esta elección ¿Por qué lo hacemos? Pues en mi caso, porque encuentro en esta travesía una chispa que me impulsa, descubro una conexión profunda que va más allá de los obstáculos y los retos.


En mis anteriores entradas en este blog sobre emprendimiento, he abordado aspectos más técnicos como la conformación de grupos de trabajo, la autoeficacia emprendedora, roles y responsabilidades, riesgos del equipo y otros temas. Pero esta vez, quiero referirme a esa convicción de emprender, llevada a veces hasta el delirio. Esa pasión irrefrenable por hacer las cosas de manera diferente, por dejar una huella de nuestro paso por la vida. Enamorarse de la posibilidad de crear, de liberar nuestro genio creativo, de encontrar satisfacción en proponer algo que brota desde lo más profundo del ser y darle alas para volar por el mundo. Sentir que la marca que hemos construido, que cada producto o servicio que creamos es nuestra esencia plasmada en objetos, palabras e imágenes que empiezan a ser parte del mundo.


Este viaje me despierta, me desafía y me conecta con una pasión por hacer cosas valiosas. Un viaje de aventura en el cual me he encontrado con terrenos de todo tipo, unos más complicados que otros, trayectos que camino con dificultad por ser bastantes escarpados, con grandes rocas, numerosas pendientes y pronunciados desniveles que siempre están prometiendo una estruendosa caída. Pero todo este panorama no disminuye mi fascinación por explorar, crear y volver a intentar.


Esta experiencia, siempre retadora, me enseña lecciones invaluables y me brinda una sensación de plenitud que persiste y me impulsa a seguir adelante. Mi último proyecto fue publicar un libro de poesia como festejo de mis 50 años, el solo hecho de tener el libro en mis manos y vivir una noche mágica de celebración con mis amigos y colegas cercanos, fue suficientemente valioso. Mil lunas y un delirio ya fue un bestseller dentro del lindo círculo de personas que me quieren. Por ahora, con eso me basta.


Hay romanticismo en estas reflexiones, lo reconozco, amo escribir y mi versión poética se asoma en esta entrada. Sin embargo, estoy lejos de negar la complejidad del camino del emprendimiento. Siempre he afirmado que es más fácil ser empleada, pero que ser emprendedora ha llegado a ser más divertido. Durante poco tiempo de mi vida he sido empleada, pero lo suficiente para considear que tener un empleo para mi es mil veces más cómodo y tranquilo. Me daba algunas certezas; pero en mi caso no bastaba, me limitaba el vuelo, la posibiliad de crear, ensayar, proponer y ser. Como emprendedora y como profesional independiente, aprendí por obligación a lidiar con la incertidumbre, a prescindir de un ingreso fijo e incluso a enfrentar períodos sin ingresos. He ido aprendiendo a administrar el tiempo y el dinero. Dejé de ser la chica tímida, callada e insegura que socializaba muy poco; para pasar a cultivar relaciones con un interés genuino en el otro. Especialmente aprendí a ser valiente y a confiar por obligación en mis capacidades y talentos. Reconocí que la creatividad era mi sello distintivo y que lo más valioso que le podía entregar uno al mundo es lo que uno mismo es.


Soy Brújula, es mi marca desde hace aproximadamente 17 años. Antes de eso, aunque no tenía una marca definida, siempre fui profesional independiente. Este camino me ha abierto un universo increíble de aprendizajes, pero sobre todo, me ha brindado la satisfacción de desafiarme y de comprobar si soy capaz de estar a la altura de lo que he soñado. Parafraseando a Bukowski, espero que mi existencia no sea otro aburrido libro en la biblioteca de la vida. Quiero hacer de mi vida una obra de arte y aplicar a todas las esferas el eslogan que he declarado para mi marca y mi trabajo ¡Divertido, útil y bien hecho!


¡Divertido, útil y bien hecho!


Fanny Alexandra Gallego Lopera



Psicóloga de profesión,

emprendedora por convicción

profe de vocación,

mamá por amor

y escritora por pasión.



Fotografías @cpembert


Mentora de emprendedores en Corporación Mundial de la Mujer (De Mis Manos), Parque del Emprendimiento y otras entidades del ecosistema de emprendimiento de Medellín y Colombia. Docente de la Universidad de Antioquia. Consultora Empresarial. Mamá de Emanuel y Selene. Escritora aficionada de cuentos y poesía, he publicado tres libros Mil lunas y un delirio, Bitácora de sueños y Emprendizaje: el proceso de aprender a emprender.



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